jueves, 25 de marzo de 2010


¿Es cierto que todas nuestras relaciones personales se mueven por el egoísmo? Cuanto más crezco, más desconfío, más exijo y menos doy. Cada cosa que nos pasa nos quita parte de inocencia, nos hace perder la fe en aquello que creímos alguna vez y cuesta cada vez más creer en alguien y dar todo aquello que otras veces no nos costaba dar. Porque, al fin y al cabo, todos somos egoístas, todos queremos nuestra propia felicidad y nos hacemos daño unos a otros, sólo para conseguirla.

Y sólo el amor incondicional de una madre puede vencer a todo eso… pero a veces, no tenemos ni eso.

¿Somos todos egoístas? ¿el amor y la amistad son sólo un resultado de nuestro miedo a estar solos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario